viernes, 25 de septiembre de 2015

La culpa no es nunca del que confía, si no del que miente traicionando.


La confianza es como un puente de cristal frágil y transparente que eleva nuestra vida.Es probable que nos haya llevado mucho tiempo y mucho esfuerzo construirla, por lo que es un bien más que preciado.
Sin embargo, a pesar de que merece tanto trabajo y de que aporta tanta dicha, suele ser destruida en apenas unos segundos por nuestros descuidos, nuestros egoísmos y nuestras actitudes interesadas.
Cuando un sentimiento tan importante como la confianza se quiebra, algo en nuestro interior fallece. Esto ocurre porque la mentira pone en duda mil verdades, haciendo que nos cuestionemos incluso las experiencias que creíamos más francas.


Aunque la mentira pueda alcanzar límites insospechados, la verdad siempre acaba trascendiendo. Como se suele decir, se pilla antes a un mentiroso que a un cojo, pues sus palabras y sus actos no se sostienen.
De todas maneras, el hecho de que todo caiga por su propio peso no quiere decir que el golpe no vaya a resultar aparatoso y doloroso. De hecho, lo normal es que ocurra precisamente lo contrario y que la mentira y la traición supongan un antes y un después en nuestra vida.
“Un pájaro posado en un árbol nunca tiene miedo de que la rama se rompa, porque su confianza no está en la rama…. Si no en sus propias alas…”


La responsabilidad en la traición

Es común escuchar eso de “Si te traicionan una vez es la culpa del otro, pero si te traicionan dos veces, es tu culpa”. Lo cierto es que a esta afirmación no le falta razón, pero sí que debemos cogerla con pinzas.
O sea, la idea es que aprendamos de nuestros errores y que no repitamos nuestros fallos, pero en último término nunca deberíamos sentirnos culpables de que nos engañen. ¿Cómo vamos a ser nosotros responsables de lo que hagan los demás? Es una locura.
No obstante, es probable que esto nos haya atormentado en más de una ocasión, haciéndonos sentir estúpidos por haber caído en las redes de alguien a “quien se venía venir”. En este sentido, resulta muy fácil atar cabos cuando ya se ha caído la casa y se ha despedazado.
Ni somos adivinos ni somos infalibles. Además, los demás tampoco son perfectos y en algunos casos tenemos que plantearnos que las buenas personas también cometen errores, por lo que también hay que estar abiertos a perdonar.
“Después de un tiempo aprenderás que el sol quema si te expones demasiado. Aceptarás incluso que las personas buenas podrían herirte alguna vez y necesitarás perdonarlas. Aprenderás que hablar puede aliviar los dolores del alma…. descubrirás que lleva años construir confianza y apenas unos segundos destruirla y que tu también podrás hacer cosas de las que te arrepentirás el resto de la vida”.


La herida emocional de la traición

La ingratitud y la traición nos duelen especialmente cuando afectan a las personas que queremos y tenemos alrededor, como nuestra pareja, nuestros amigos o nuestra familia. Cuando esto ocurre comienzan a actuar la rabia, la impotencia y la ira, haciendo que perdamos los papeles.
También es muy doloroso (y por desgracia demasiado común) que alguien haga algo por nosotros esperando solamente recibir algo más por nuestra parte. Este tipo de traición nos rompe los esquemas y sumerge nuestro mundo emocional en un auténtico caos.
No obstante, aunque el engaño nos duele en lo más profundo de nuestro corazón, no tiene mucho sentido que porque nos hayan herido cambiemos nuestra forma de ser y nos comportemos mal con otra gente a modo de venganza o despecho.
Por increíble que parezca, esta reacción es bastante común cuando la “herida emocional” está abierta e infectada. De la misma forma, tampoco porque nos la hayan jugado tenemos que vestir con una armadura ante todas las personas que nos rodean.Basta con que nos protejamos contra el traidor.

Cómo sobreponerse a la traición

La seguridad, la franqueza, la honestidad y la lealtad en nuestras relaciones son un pilar básico para mantener nuestro crecimiento. Sin embargo, las dudas, el recelo y la falsedad solo nos hacen daño, nos queman y nos envenenan.
Asimismo, si bien la desconfianza clava profundas espinas en nuestro interior, todos podemos superarlo. Es normal que ante estas situaciones crezca la duda y con ella el recelo, pero esto no debe constituir una oportunidad para desconfiar de los demás.
O sea, que puestos a que es probable que nos encontremos en más de una ocasión con esta situación tan indeseable, debemos entender que es una oportunidad para crecer como personas y elegir mejor a la gente de la que nos rodeamos

sábado, 19 de septiembre de 2015

Caminar previene la depresión y vuelve al cerebro más creativo

Caminar vuelve al cerebro más creativo y le cura las penas
Puede que el título de este artículo te haya sorprendido. ¿Puede la simple costumbre de caminar hacer que nuestro cerebro se vuelvas más creativo y que, además, nos sintamos más felices? En efecto, así es. Y no lo decimos nosotros, sino la mayoría de médicos y neurólogos.
Uno de estos expertos es, por ejemplo, el neurólogo José Ángel Obeso, director del Centro Integral en Neurociencias de Madrid (España). Su trabajo diario en los hospitales y su contacto con personas que atraviesan procesos de depresión, le han hecho ver lo terapéutico que resulta el recetar “una hora de paseo diario”. Y aún más, caminar, a ser posible, por un entorno natural.
Como ya sabes, la depresión, o incluso pasar periodos muy largos con estrés y ansiedad, hacen que nuestro cerebro presente un déficit en procesos cognitivos básicos, como es el caso de la memoria, la capacidad de comprensión, la creatividad, etc. Si anduviéramos todos los días, todas estas dimensiones mejorarían notablemente.
Ahora ya no tienes excusas. Después de leer este artículo, estamos seguros de que vas a poner en práctica este remedio tan eficaz y terapéutico:¡Caminar!

El “cerebro automatizado” y la infelicidad

Mujer-cansada
Hay un aspecto realmente interesante que debemos tener presente. Hábitos que, sin que nos demos cuenta, van haciendo que nuestro cerebro acabe “automatizado” y, por tanto, estresado. No olvides estos aspectos:
  • El mayor enemigo para nuestro cerebro es la rutina. El simple acto de hacer todos los días las mismas cosas consigue que vayamos cayendo en una especie de depresión y en un inevitable desánimo. Poco a poco, nuestro cerebro se vuelve un poco más lento. Nuestra atención ya no es la misma porque, en realidad, no tenemos estímulos nuevos en los que fijarnos. Tenemos algunos fallos de memoria porque pocas cosas nos parecen ya interesantes. Ante una baja motivación, el recuerdo es menor.
  • La rutina nos baja el ánimo y el desánimo, en consecuencia, afecta notablemente al cerebroestablecemos menos conexiones neuronales, menos sinapsis…
  • Día a día, nuestro cerebro actúa ya de modo automatizado. Ya no hay momentos para el disfrute y la creatividad, y él se rige entonces por pautas establecidas, como funcionaría, por ejemplo, cualquier ordenador al que hubiéramos programado. Es un riesgo muy elevado para nuestra salud emocional y, también, física.
Según el doctor José Ángel Obeso, los cerebros automatizados se dan especialmente en las grandes ciudades. Entre aquellas personas que apenas dedican tiempo a sus propias necesidades emocionales, que viven en grandes urbes rodeadas de contaminación y dosis muy elevadas de estrés.

Caminar, un acto de liberación personal

Caminar-para-relajarse
“Los caminantes no tienen obligaciones, solo el sencillo placer de liberarse paso a paso en su camino”. Según el doctor José Ángel Obeso, los beneficios no se notan en el primer día, sino cuando llevamos ya una semana y caminar es un hábito más en nuestras vidas. Es entonces cuando empezamos a notar sus terapéuticos resultados:
  • Al andar, el cerebro no tiene que preocuparse de nada. Andar es fácil, todo el mundo puede hacerlo y si, además, recibe una dosis extra de oxígeno y del aire puro de la naturaleza, se siente aún mejor. Es en ese momento cuando empieza a estimularse nuestro lóbulo frontal, ese que está relacionado con la creatividad y el estado de ánimo. Si a ello le sumamos la liberación natural de endorfinas, es entonces cuando aparece la magia. El cerebro se siente más eufórico y optimista.
  • Ante un mejor estado de ánimo, aparece un aumento de la creatividad. No hay presiones, la hormona del cortisol que se segrega con el estrés desaparece y se rompen esos muros que, habitualmente, nos traen el negativismo. Es el momento en que vemos las cosas de otro modo. Nos notamos más relajadas, más entusiastas, más confiadas.
  • Las personas estamos acostumbradas a movernos en espacios pequeños:nuestro hogar, nuestro trabajo, los restaurantes a los que vamos, los supermercados… Son espacios limitados, siempre llenos de gente. Lugares conocidos en los que, habitualmente, se encienden nuestras tensiones. Sin embargo, el simple hecho de empezar a caminar por un espacio natural y abierto se convierte en un maravilloso acto de liberación y de expansión.
  • Según el doctor José Ángel Obeso, debemos buscar, ante todo, el contacto con la naturaleza. Es como volver al útero materno, a nuestros orígenes. No es ningún acto espiritual sino, más bien, una necesidad orgánica. Si andamos por nuestras ciudades, seguimos respirando muchas de esas partículas contaminadas. Lo ideal es que nuestros pulmones se llenen de oxigeno puro, y  también es necesario que nuestros ojos se encuentren con escenarios nuevos, con nuevos estímulos con los que se enriquezca nuestro cerebro.
caminar-para-las-varices
Desde nuestro espacio te invitamos, una vez más, a que te animes a caminar cada día, al menos, durante media hora. Ve al parque, a la montaña, a la playa. Verás cómo, al cabo de las semanas, has mejorado en salud física y emocional. Andar es mucho mejor que un analgésico o unas vitaminas. ¡No lo dudes!

martes, 15 de septiembre de 2015

¡ Necesitas sexo! ¿Como te avisa tu cuerpo?

Las necesidades fisiológicas y el apetito sexual pueden hacerse evidentes en nuestro cuerpo mediante una serie de síntomas que reflejan el deseo de sentir contacto sexual y vivir experiencias excitantes.
La falta de sexo afecta física y emocionalmente a las personas, incluso sin que estas se lleguen a dar cuenta. Y es que esta necesidad humana va mucho más allá del placer que genera, pues también cumple una función importante en la salud y elbienestar.
Por diferentes motivos algunas personas intentan reprimir su deseo sexual y se cohíben de aquello que desean; otras tienen más facilidad para expresarse y no dudan en vivir el momento al máximo cuando se da la oportunidad.
En todo caso, cuando pasa el tiempo y no tienen una experiencia sexual satisfactoria, sus deseos reprimidos se pueden hacer evidentes mediante ciertos comportamientos o señales.

1. Falta de sueño

Insomnio
¿Dificultades para dormir en los últimos días? La actividad sexual ayuda a segregar una hormona conocida como oxitocina, importante para tener un sueño adecuado y placentero.
Cuando una persona pasa mucho tiempo sin sexo puede empezar a tener dificultades para conciliar el sueño.

2. Mal humor y estrés

Enojado
Tener altibajos en el carácter, en especial en el ámbito social, es una probabilidad de que el cuerpo necesita sexo.
Obviamente, no en todos los casos es esta la razón del estrés y el mal humor. Sin embargo, cuando pasan semanas y meses sin sentir satisfacción sexual, hay un mayor riesgo de estallar en emociones negativas como la irritabilidad, el pesimismo y otros cambios de humor bruscos.
Es importante saber que el sexo contribuye a tener un mejor estado de ánimoy, aunque muchas veces se intente ignorar, es una necesidad que no se puede reprimir.

3. Incrementan las fantasías

Fantasias
En mayor o menor medida, toda persona sueña o tiene presentes algunas prácticas sexuales; por lo general ocurren durante la noche, o como producto de algún tipo de estímulo.
No obstante, cuando estas fantasías se convierten en algo frecuente y aparecen en diversos momentos del día, es porque el cuerpo está ansioso por tener relaciones sexuales.

4. Falta de brillo en la piel

Caricias
Parece incoherente pensar que el acto sexual puede mejorar el estado de la piel, pero no lo es. Cuando se practica sexo con frecuencia, los poros de la piel se abren y liberan las impurezas que se suelen acumular y que dan lugar a las imperfecciones.
Es obvio que no se trata de un tratamiento estético; sin embargo, como cualquier otra actividad física, el sexo facilita la eliminación de toxinas mediante el sudor y activa la circulación sanguínea.
Si notamos que, de repente, el rostro ha perdido su brillo natural y hay más acné de lo habitual puede ser un indicio claro de falta de sexo.

5. Menos sociales

Circulo social
El dejar de tener experiencias sexuales puede provocar un aislamiento social.Esto se explica por la disminución en la producción de endorfinas, sustancias que ayudan a mantener el buen humor y el deseo de estar rodeados de más personas.

6. Malestares físicos

Dolor de cabeza
¿La razón? La falta de sexo disminuye la producción de serotonina y endorfinas, conocidas como las hormonas de la felicidad y famosas por actuar como un analgésico natural.

7. Inseguridad

Inseguridad
Es muy probable que, al dejar de mantener relaciones sexuales, la persona empiece a sentir cierta inseguridad en sí misma y en todo lo que hace.
El sexo es una actividad que mejora la autoestima y que permite tanto al hombre como a la mujer sentirse deseados y atendidos.
El no tener este tipo de experiencias provoca una insatisfacción propia que puede derivar en depresión, ansiedad y dificultades para tomar decisiones acertadas.

8. El peligroso sentimiento de soledad

Marilyn Soledad
¡Cuidado! El sentir soledad puede llevar a tomar decisiones poco acertadas, en especial cuando de sexo se trata.
Tras pasar mucho tiempo sin sentir la emoción del sexo, el sentimiento de lasoledad empieza a dominar las emociones y puede ocurrir lo siguiente:
  • Ronda la idea de llamar, buscar o regresar con una expareja.
  • Se busca sexo en alguien cercano, como un amigo (o amiga) o un amante.
  • Hay una gran posibilidad de desear sexo casual con un desconocido durante una fiesta, sobre todo después de ingerir algunos tragos.
Decimos que son decisiones poco acertadas ya que cada una puede traer consigo consecuencias negativas, aunque no en todos los casos

Fuente:Mejor con salud

lunes, 7 de septiembre de 2015

La vida no es como es,es como somos. Pensamiento positivo

Solemos tener una percepción de nosotros mismos y de la vida ,íntimamente ligada con nuestro sistema de creencias, con nuestro particular sistema de valores, con la educación que hemos recibido, con nuestro enfoque y nuestras actitudes.
Nosotros, nos guste o no,definimos y creamos nuestra realidad desde nosotros mismos.
Constantemente la vida nos obliga a enfrentarnos a situaciones y circunstancias que nos empujan a cuestionarnos a nosotros mismos, a tomar consciencia de nuestras limitaciones, de nuestros temores más profundos.
A menudo,frente a estas situaciones,nosotros nos erigimos como nuestros peores enemigos, como nuestros jueces más severos, como nuestro principal impedimento para conseguir aquello que deseamos.
Podemos elegir ser víctimas, arrastrados por la corriente de las circunstancias , o percibirnos como seres poderosos, como agentes activos en la construcción de nuestro destino.
Si bien no podemos controlar aquello que depende del azar, si podemos decidir conscientemente encarar el contexto que nos ha tocado vivir con una actitud alegre , positiva y constructiva.
Nuestras actitudes,nuestras creencias,si dependen de nosotros.
El pensamiento positivo no es ajeno a la composición de la realidad, no es ajeno al dolor,al sufrimiento, al temor.  Sin embargo, nos ayuda a tomar consciencia de esa dimensión creadora de nuestro ser, reforzando la idea de que uno puede llevar  una vida alegre y satisfactoria ,sean cuales sean las circunstancias externas que le rodean.
El pensamiento positivo nos da un impulso enérgico para hacer frente a todo aquello que sucede en nuestro interior y a nuestro alrededor desde una posición de poder.
La actitud positiva y constructiva es un trampolín que nos impulsa a vencer nuestras barreras y limitaciones en  el camino para lograr aquello que deseamos ser y hacer.






miércoles, 2 de septiembre de 2015

Mantener alejada a la gente tóxica,la que nos complica la vida




Mantener unos límites razonablemente saludables con la gente tóxica puede llegar a ser difícil. Eso es porque en general este tipo de personas no quieren que tengastus propios límites. Puede que no sea una decisión consciente, simplemente a menudo es la única estrategia de relación que conocen. Lo cierto es que, independientemente de si es intencional o no, el resultado es el mismo: Tus límites son violados.
¿Cómo podemos entonces mantener nuestra posición ante estas personas? Te ofrecemos a continuación algunas sugerencias:
1 . Darte cuenta de que tus necesidades son importantes.
Cuando dudas de tu propia importancia estás permitiendo que las manipulaciones de ciertas personas difíciles o tóxicas obtengan un punto de apoyo. Sin embargo, cuando entiendes que tu tiempo, tu dinero, tu dignidad y tus necesidades son vitales para tu bienestar, es más fácil poner en su sitio a las personas que quieren romper tus límites.
Si a menudo tienes dudas sobre tu propia importancia, pueden serte útiles algunas de estas sugerencias:
– Estar con personas que te aprecian. Tu grupo social es como un espejo que refleja tu propio valor.  Puedes elegir entre rodearte de gente difícil, egoísta que refleje tu baja autoestima, o puedes rodearte de gente amable, que te respetan y te cuidan y te ayudan a creer que eres digno de ese amor y cuidado.
– Consulta a un terapeuta. La terapia ayuda a construir y reforzar la autoestima y a localizar los obstáculos que te están impidiendo llegar a valorarte a ti mismo apropiadamente.
– Se realista y objetivo. Crea una lista con cada una de las formas en que ayudas a hacer del mundo un lugar mejor. Por ejemplo, seguro que eres un buen amigo de alguien, que haces sonreir a tu cónyuge o tus amigos de forma regular, o que estás comprometido con el reciclaje. Sólo por ser humano ya mereces una serie de derechos fundamentales y de respeto, pero si te fijas un poco más seguro que puedes encontrar cualidades únicas sobre ti mismo.
– Se justo contigo. Si crees que todas las personas merecen respeto, esto te incluye a ti. Si permites que otros te traten como basura, y crees además que tienen derecho a hacerlo, no estás siendo justo.
2 . Ser firme y amable.
Ser firme no significa ser insensible, menospreciar o lastimar a otra persona. Se puede ser firme y amable al mismo tiempo.
3 . Tener expectativas realistas.
Si conoces a una persona que no respeta tus límites y tienes claro que será difícil mantener una relación, debes limitar la cantidad de tiempo que interactúas con ella si esperas mantener tus límites a salvo. No esperes nada bueno, aunque a priori pueda resultar difícil.
4 . Mantenerse alejado.
Muchas veces es importante hacer frente a la gente tóxica, levantarse por sí mismo, y tal vez incluso ponerlos en su lugar, pero a veces alejarse es una estrategia más razonable. Algunas personas son simplemente demasiado tóxicas para enfrentarlas.
5 . Saberse responsable.
Recuerda que proteger tus límites depende exclusivamente de ti. Las personas tóxicas quieren que creas que tu reacción es exagerada o inapropiada, pero recuerda que su único objetivo es hacerte bajar la guardia.
Es típica la situación en que alguien te ridiculiza de manera constante, y cuando te hartas y le pides que deje de hacerlo, te responde que no sabes aguantar una broma. Ante una situación así es importante evaluar el contexto y decidir cómo actuar para que cese en su conducta en el futuro. Es tu decisión cómo y cuando hacerlo y estás en tu perfecto derecho.
En cualquier caso, cuando una persona tóxica intenta violar tus límites, se abre ante ti una gran oportunidad para comprender mejor lo que eres y lo que es importante para ti, y también para hacer crecer esa necesaria voz que te ayudará a reclamar tu territorio, defender tus derechos y declarar lo que vales


Fuente ,Psicopedia

martes, 1 de septiembre de 2015

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Una buena reflexión sobre lo que quiero en la vida

Escrito por la periodista Angeles Caso y publicado en el suplemento dominical de varios periódicos.
" Será porque tres de mis más queridos amigos se han enfrentado inesperadamente estas Navidades a enfermedades gravísimas. O porque, por suerte para mí, mi compañero es un hombre que no posee nada material pero tiene el corazón y la cabeza más sanos que he conocido y cada día aprendo de él algo valioso. O tal vez porque, a estas alturas de mi existencia, he vivido ya las suficientes horas buenas y horas malas como para empezar a colocar las cosas en su sitio.. Será, quizá, porque algún bendito ángel de la sabiduría ha pasado por aquí cerca y ha dejado llegar una bocanada de su aliento hasta mí. El caso es que tengo la sensación -al menos la sensación- de que empiezo a entender un poco de qué va esto llamado vida.
Casi nada de lo que creemos que es importante me lo parece. Ni el éxito, ni el poder, ni el dinero, más allá de lo imprescindible para vivir con dignidad. Paso de las coronas de laureles y de los halagos sucios. Igual que paso del fango de la envidia, de la maledicencia y el juicio ajeno. Aparto a los quejumbrosos y malhumorados, a los egoístas y ambiciosos que aspiran a reposar en tumbas llenas de honores y cuentas bancarias, sobre las que nadie derramará una sola lágrima en la que quepa una partícula minúscula de pena verdadera. Detesto los coches de lujo que ensucian el mundo, los abrigos de pieles arrancadas de un cuerpo tibio y palpitante, las joyas fabricadas sobre las penalidades de hombres esclavos que padecen en las minas de esmeraldas y de oro a cambio de un pedazo de pan.
Rechazo el cinismo de una sociedad que sólo piensa en su propio bienestar y se desentiende del malestar de los otros, a base del cual construye su derroche. Y a los malditos indiferentes que nunca se meten en líos. Señalo con el dedo a los hipócritas que depositan una moneda en las huchas de las misiones pero no comparten la mesa con un inmigrante. A los que te aplauden cuando eres reina y te abandonan cuando te salen pústulas. A los que creen que sólo es importante tener y exhibir en lugar de sentir, pensar y ser.
Y ahora, ahora, en este momento de mi vida, no quiero casi nada. Tan sólo la ternura de mi amor y la gloriosa compañía de mis amigos. Unas cuantas carcajadas y unas palabras de cariño antes de irme a la cama. El recuerdo dulce de mis muertos. Un par de árboles al otro lado de los cristales y un pedazo de cielo al que se asomen la luz y la noche. El mejor verso del mundo y la más hermosa de las músicas. Por lo demás, podría comer patatas cocidas y dormir en el suelo mientras mi conciencia esté tranquila.
También quiero, eso sí, mantener la libertad y el espíritu crítico por los que pago con gusto todo el precio que haya que pagar. Quiero toda la serenidad para sobrellevar el dolor y toda la alegría para disfrutar de lo bueno. Un instante de belleza a diario. Echar desesperadamente de menos a los que tengan que irse porque tuve la suerte de haberlos tenido a mi lado. No estar jamás de vuelta de nada. Seguir llorando cada vez que algo lo merezca, pero no quejarme de ninguna tontería. No convertirme nunca, nunca, en una mujer amargada, pase lo que pase.
Y que el día en que me toque esfumarme, un puñadito de personas piensen que valió la pena que yo anduviera un rato por aquí.
Sólo quiero eso.
Casi nada.
O todo.